Este es un blog que se nutre de metaideas surgidas de todo espontil venidero en periodos digestivos, salvo, y claro está, improperios improcedentes que impresionen improbas improntas. (lo que esto significa, de mucho importa)
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12 julio 2005Hablando en lengua de perrosAntiguamente a los perros se les daba pan duro y agua, y si había que decirles algo, con "¡fuera!", "¡toma!", "¡schhh!" y un chiflío era más que suficiente. Hoy por hoy, y con las vueltas que da el mundo (sobre su propio eje), las cosas están cambiando. Resulta que hay homínidos erguidos que se suelen comunicar con los perros en unos diálogos (mono-logos más bien) algo extensos. Por ejemplo mi vecino manolo y su perro Rocky, para comer: Para que acudan a ti: Para que te traigan alguna cosa que le acabas de lanzar. O para mantenerles la boca cerrada: Además, en estas situaciones a los perros no se les habla. Se les grita. Creo que eso es porque aunque los perros tienen el sentido del oído más agudo que las personas, es decir, que nos oirían incluso susurrando, más vale asegurarse, no sea que el perro no entienda que el palo no es un hueso sino una madera y se lo coma. Yo me he dado cuenta de esto en el parque, que es donde muchos amos se reúnen y ven, cruzados de brazos y con pantalón corto y chanclas, cómo sus cánidos molestan a otros homínidos que pasean a sus vástagos. Hay otros amos de perros, algo más discretos, que también deambulan por el parque. Son unas personas más solitarias. En vez de chanclas calzan náuticos, y bajo el brazo llevan un periódico doblado a modo de canuto. En el bolsillo trasero de sus "chinos" es frecuente que asome una pequeña bolsita de plástico. Para sentarse: Para que acudan: O para que no hagan lo que sea: Otro tipo de amo de perro es aquel que lo lleva en brazos, le da besitos, y en invierno le pone un chubasquero. (Yo quiero ser un perro de esos) Las conversaciones de estos amos con sus perros, que se llaman como lo primero que comieron, son mucho más extensas: Para que coman: Para que se despierten: En definitiva, cada uno habla con su perro como quiere, y los perros, que son más listos que nosotros, encantados. Sin embargo, en todo esto hay una cuestión trascendental: Resulta que desde hace muchísimo tiempo, las personas han intentado que los perros entiendan nuestras palabras, las palabras que los humanos hemos inventado. Sin embargo nadie se ha preocupado de lo contrario. Nadie se ha dedicado a descifrar sus expresiones. ¿Qué iba a significar si no? Pues eso, a ver si los amos hacen caso de lo que dicen los perros, que tenemos las calles hechas un asquito. Hasta la próxima.
Post-illas:
Es curioso , aunque parezca que los hominidos somos superiores a los canidos puede ser lo contrario teniendo en cuenta que mas que hablar los canes utilizan un lenguaje corporal avanzado, trransmiten sus sentimientos con el rabo algo que los hominidos todabia estan lejos de conseguir...
Güeno, güeno homini22can muchos somos capaces de hacer maravillas con nuestro rabo, solo hay que practicar ;-)
Buen blog, si señor, con final sorprendente, completamente de acuerdo...
Poste de altura para la anchura de la calle. Yo, que debo ser sincero pese a mi complicidad y comicidad con el amo de este blog, diré que me gustan las cacas de perro en la calle. De hecho lo que no me gusta es lo que hay debajo de las caca de perro en la calle: La calle. La acera. Tengo que reconocerlo. Mirar la acera me hace recordar que ahí debajo está la tierra de la Tierra. Y nosotros separados de ella... cada vez más. La caca frustrada en la acera, que no puede abonar por abandonar la misma en cuanto el amo (en el mejor de los casos) o el lipassam (o miembro municipal del cuerpo de ingenieros de higiene urbana) la retiren de allí.
Un hip hip hurra por las cacas frustadas callejeras. Mis amigos se enfadan mucho con esta idea extraña mía... y me dicen siempre que van a llevar a todos sus perros a caquear (!=escaquearse) a la puerta de mi casa, para ver si soy consecuente con mis ideas. Arriba las cacas. ¡Que viva el Mojón de perro! caca pa mí.
Por incierto, creo recordar si mi memoria no me falta al respeto, que en un episodio de los Simpson se ideaba algo así como un traductor de ladridos de perro (lobo). Sí, ya sé que puede que me esté confundiendo con el traductor de sonidos de bebé, inventado por el hermano listo y trabajador de Homer... pero me da igual. Caca de reo para el cacareo. ¿Estoy en lo incierto?
¡Fueeera! ¡Estos son los mismos comentarios que ayer!
Fernanblog, cúrratelo un poquito, nano neno nene chacho quillo illo pisha mostro
Yo me he fijado en una cosa en los parques: aunque en el mayor número de casos, el decidir tener perro o no, es decisión de la mujer (da igual la opinión del marido, si la mujer quiere perro al final lo consigue; y si no quiere ya puede decir el marido lo que quiera que no entra un perro en casa) al que le toca pasear al perrito casi siempre es al marido ¿o es que vosotros habeis visto muchas mujeres de mediana edad paseando a su perrito en el parque? Si un mujer pasea al perro casi siempre se trata de una mujer mayor que ya no tiene a nadie para mandar a pasear al perro. Y digo, si fue ella la que decidió tener perro ¿por qué no lo pasea ella? Me da rabia ver a esos maridos obligados a pasear al perrito, con el periódico bajo el brazo para leer mietras el perrito hace sus cositas y después tener que recogerlas. No siempre es así pero se distingue facilmente al que pasea a "su" perro, normalmente no lleva periódico y presta atención al perro, pero normalmente no es así, lo pasean por obligación y no por devoción. ¡Pobre perro! ¡pobre hombre! espero no verme yo así en unos años, aunque a veces paseo al perro de mis suegros lo hago pensando en el pobre perro, nunca por obligación, y porque lo llevo por el campo y no tengo que recoger las caquitas que si no, lo iba a pasear otro.
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