Este es un blog que se nutre de metaideas surgidas de todo espontil venidero en periodos digestivos, salvo, y claro está, improperios improcedentes que impresionen improbas improntas. (lo que esto significa, de mucho importa)

 

25 mayo 2005

De cuando los amigos dejan de serlo, y son leyendas


Que yo cada vez tenga menos amigos es normal, claro, pero que ustedes tengan cada vez menos... me hiere el raciocinio, vamos, que me extraña muchísimo. ¿A qué se deberá semejante suceso?

No es fácil llegar al conocimiento de las causas, ni tampoco a las causas del conocimiento, aunque eso es otra historia. Pero seguro que alguno de sus amigos en alguna ocasión ha dejado de ser, por ejemplo, "mi amigo manolo" para convertirse en "mi amigo, manolo". Esa coma es la que marca la diferencia entre un amigo y una leyenda. Esa coma es la que sube al legendario pedestal a algunos elegidos.

Sí, sí que es verdad. Basta con un sencillo ejercicio intelectual (ilustre apellido para tan simple esfuerzo), y recorrer mantalmente el nombre de algunos conocidos.

¿Ya? Sorprende ¿verdad, amigo?

¿Por qué pasa esto? ¿es para bien o es para mal? ¿le pasa a todo el mundo?...
Son muchas (en concreto tres) preguntas que no tienen fácil solución.

En primer lugar, son muchas las causas, aunque una de las principales es la denominada "gesta", que es un suceso que desempeñado entre colegas puede llegar a ser una auténtica heroicidad. Suele darse entre jóvenes de entre 15 y 20 años, y suele estar relacionado con reacciones hormonales debidas a la pubertad. Es fácil hacerse idea de alguna ¿no?

Otra causa es el denominado cambio de dimensión o de ámbito, es decir, que un amigo cambie de país de residencia, lo fiche un equipo de fútbol, o apruebe unas oposiciones de notario en... en... donde sea, que las apruebe. Entonces el amigo directamente es un coma-amigo (por ejemplo, "manolo el notario, mi amigo", en lugar de "mi amigo manolo").

Pudieran pasar distintas cosas, en forma de gesta o hazaña, o bien de manera distintamente meritoria, y todas estas situaciones se caracterizarían porque son leyendas dispuestas para bien. Tener un coma-amigo hazañoso o benemérito es una verdadera satisfacción. Tener un amigo que de un día para otro sea conocido por todos por realizar una odisea es... joé, que gusta ser amigo de una leyenda.

Distinto es desde luego, que la amistad se altere fruto de un material.
Yo tengo una leyenda que me debe mil duros, y a otra leyenda le presté un disco de vinilo de los Beatles de Cadiz, y me quedé sin disco y sin amigo a cambio, eso sí, de otra leyenda.
Esta situación es ya es más chunga, eso es un "coma-chungo". Pero bueno, también son cosas que pasan. También son comas que pasan.

Lo que parece que sí está claro es que esto nos pasa a todos, y al final lo que marca la diferencia entre unos y otros es la causa de la propia metamorfosis, pues no es lo mismo perder un amigo porque se haya convertido en un legendario coma-amigo que porque se haya convertido en un chungo coma-amigo. Definitivamente no es lo mismo.

Y ahí está el meollo del asunto, porque al final uno no es uno y su circunstancia, sino uno y la circunstancia de su entorno, que hará que los camaradas de cada cual sean bien legendarios o bien puramente amistosos.

Expuestas estas pamplinas, y quedando cuasidemostrado que existe un flujo variable en el entorno amistoso de cada persona que es cuantificable directamente a partir del incremento del número de nuestras leyendas, quedan ustedes invitados a comentar en este blog cómo alguno de sus amigos ha ganado su propia coma y es hoy día una gran leyenda.


Buenas tardes



Post-illas:
Hola. Luis Ángel. Ese es una de mis leyendas. Luis Ángel Otero Roberes. Porque en muy pocos casos se da el caso de que no seamos capataces de casi recitar el nombre completo con sus apellidos en orden lógico, o convencional, o machista, o como lo quieras de llamar. Y esta leyenda mía, es casi antológica, porque a este amigo lo llegué a llamar mi alma gemela. Gemela, pero separada por nada más y nada menos que la casi totalidad de península española pecadora. Tras conocernos, bienconocernos y admirarnos, él escribía desde Galicia, desde un pueblecito precioso (aiiiii, suspiros de península) llamado Pontedeume. Yo, desde mi ciudad natal: Sevilla. Y la leyenda la creó el "bueno, ya le escribo yo la semana que viene, más tranquilo, sin exámenes y sin jaleo". "El verano que viene me doy un viajito y le pego ... una sorpresa". "Un día lo llamo, y ya está, arreglao". Hoy hace ya varios años que no sé de él. Ni él de mí. La leyenda continúa, y me pegunto: ¿alguna vez pensaré que ya no lo veré más, y me olvidaré y me quedaré tranquilo? ¿pensaré que que así es la vida, y punto? ¿Cuándo? ¿Iluso per sempre and forever? Ojalá lea esto Luis alguna vez...
 
La magia del mundo virtual. Recientemente, tras casi 4 años desde que se escribió este poste, he recibido noticias no del mencionado Luis, sino de su primo, que llegó aquí buscando el nombre de su primo en Google, y ha llegado hasta mí buscando el mío en Google también, -tras leer la postilla-, a través de los servicios de mensajes para usuarios con cuenta en Youtube.

Jo.

Toda una experiencia.
La leyenda continúa.
 
Hoy he creído encontrar la dirección de correo electrónico de Luis. Le he escrito. Ardo en ascuas.
...
 
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